Restauración v/s Conservación

El cambio climático es hoy una realidad, y si queremos salvar el planeta es imprescindible empezar a reducir la cantidad de CO2 en la atmósfera, el principal gas de efecto invernadero que se emite a raíz de las actividades del ser humano. 

Frente a esta problemática, existen dos caminos que pueden optar las empresas para contribuir a la mitigación de gases efectos de invernadero: la restauración y la conservación. 

La restauración se entiende como “toda actividad intencional que inicie o acelere la recuperación de un ecosistema que esté en estado de degradación”, según la Plataforma Intergubernamental Científico-normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES), y la conservación se refiere a mantener en estado favorable el patrimonio natural y la biodiversidad, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN). 

Existe un debate científico acerca de cuál método es mejor para minimizar los impactos del cambio climático, debido a que la restauración muchas veces se utiliza como “greenwashing” por parte de las empresas que contaminan espacios naturales, tratando de arreglar lo que destruyen con su producción. Por ende, la conservación se posiciona como una excelente opción debido a que no es necesario contaminar para remediar, sino que con la protección de los territorios vírgenes de alta riqueza natural se logra aportar y mantener la salud de los ecosistemas. 

La importancia de la conservación de la biodiversidad puede explicarse a través de distintos planos (biológico, científico, social, cultural, económico, recreativo). Es un hecho que a sectores y grupos de personas puede importarles en mayor o menor medida el estado del medio ambiente. Lo cierto es que son varios los motivos por los cuales debemos aceptar que es relevante la conservación de la biodiversidad.

En primer lugar, la biodiversidad y los ecosistemas nos brindan servicios esenciales para el bienestar humano. Nos otorga oxígeno, alimento, vestimenta y salud. Asimismo, son importantes para el desarrollo socioeconómico de la sociedad. 

La conservación y el uso sostenible de los recursos permite avanzar hacia un modelo de economía verde y un desarrollo que minimice el impacto de las actividades humanas. Además, que reconozca el valor y la relevancia que tienen los servicios de los ecosistemas para el desarrollo y el bienestar. 

La solución al cambio climático está en un cambio cultural que involucre a las personas con el cuidado del medio ambiente mediante la conservación de tierras vírgenes y toda su biodiversidad. No es necesario seguir explotando los recursos y luego crear políticas de restauración que involucre a las grandes empresas, sino que tanto las personas como las empresas deben buscar alternativas para hacer que la conservación y el avance económico sea compatible.